domingo, 15 de julio de 2012

Un poco de orfanato

Ya de vuelta a casa, tras 40 horas viajando en distintos medios de transporte y con un gazpacho en el cuerpo, me decido a contaros esta aventura que ha resultado ser un tanto fugaz.


Como sabéis yo he ido y vuelto, pero mi equipaje no. Aún sigo esperando... Ese capítulo queda en pause hasta futuras novedades. Paso a contaros otro tema "calentito": el orfanato.


El objetivo del viaje era pasar un mes como voluntaria en un orfanato de niños con discapacidad llamado Camillian Home, fundado en 2006 por un cura italiano. Tras buscar por la red el tema de voluntariados, dimos con una página: www.voluntariosenelmundo.com. Tenía (y tiene) muy buena pinta. Llamamos, nos atendió una chica, Reyes, muy amablemente, nos contó por encima en qué consistía el voluntariado de Bangkok, nos mandó preciosas fotos del centro y nos vendió la moto. Así, tal cual. 
Tras el ingreso de 250€ empezó a darnos información (copia y pega de la wikipedia: capital de Tailandia, número de habitantes...). Aquellos 250€ eran en concepto de "gestión" (todos sabemos que copiar y pegar de la wikipedia supone un gran esfuerzo), otra parte de ese dinero iba para el orfanato: para cubrir nuestro alojamiento y manutención (supuestamente), y otra parte para nuestro traslado del aeropuerto al orfanato, cosa que finalmente no fue así, ya que tuvimos que apoquinar 30€ cuando allí llegamos...empezábamos mal.


Tuvimos que mandar el currículum en inglés, teléfono y dirección de email de dos conocidos nuestros (para corroborar información), entrevista por email...parecía que íbamos a entrar en la Universidad de Harvard!!! Tras el proceso de selección, nos admitieron. Todo pintaba bien...ilusas...

Al llegar al orfanato nos esperaba Faisal, el coordinador al que nunca más volvimos a ver, se ve que lo suyo era coordinar en la distancia. Ni un abrazo, ni un beso, ni un apretón de manos. Nos monta en una furgoneta y nos lleva a comprar agua, de allí al orfanato de vuelta (o eso creímos nosotras, pues era lo que Reyes nos había dicho, que nuestra habitación estaba en la tercera planta junto a las de los niños). 
Nos dejó en una casa de iguales características que el orfanato: fachada verde y edificio de 3 plantas. La habitación apestaba, el baño más. Mosquiteras rotas que dejaban entrar a todo insecto del lugar. No había sábanas ni toallas (Reyes nos había dicho que sí había). Deshicimos el mini-equipaje y tratamos de pillar wifi para conectarnos y avisar de nuestra llegada. No había red. Salimos a la puerta, tratamos de rodear lo que nosotras creíamos que era el orfanato y vimos que estábamos en mitad de la nada: cientos de mosquitos volaban a nuestro alrededor (estábamos entre arrozales), oscuridad casi absoluta, ni rastro de las habitaciones de los niños... Comenzamos a andar por un camino de tierra: chabolas a ambos lados, olor nauseabundo a aguas estancadas, un basurero justo al empezar el camino, ni un alma, sólo sapos croando. Después de 15 minutos caminando llegamos a una carretera principal y allí, justo al otro lado, ¡estaba el orfanato!. Alucinamos. Continuábamos mal.


Aquí van 2 vídeos de parte del camino, visto desde ambos lados. El primero es saliendo de la casa, y el segundo saliendo del orfanato.


Abrimos una reja y en el orfanato nos colamos. Conseguimos conectarnos y hacer llegar nuestras primeras impresiones. Teníamos un email de Reyes interesándose por nuestra llegada, le comentamos lo ocurrido. Y nos volvimos por aquel camino a descansar, o por lo menos intentarlo. 
Al día siguiente teníamos respuesta, Reyes nos decía que había hablado con Faisal y éste le había dicho que nos había informado de todo. Continuábamos mal, fatal. ¿Pero qué se pensaban estos dos?

Nuestra prioridad en aquel momento era recuperar nuestro equipaje. Fuimos al aeropuerto, preguntamos por él, pero nada, ni rastro... En caso de que apareciera, la dirección de entrega era la del orfanato, circunstancia que nos tuvo atadas de pies y manos a la espera de una llamada con buenas noticias desde el aeropuerto.
A la vuelta nos esperaba Alain, un voluntario francés de unos 50 años que vivía en Bangkok e iba 3 veces en semana al orfanato a echar una mano con el baño y alimentación de los 4 niños más limitados. Él, junto con un chico coreano que iba a jugar al fútbol con los mayores los viernes; y una chica francesa que se iba al sía siguiente de nuestra llegada, eran las 3 únicas personas ajenas al centro. 
Justine, la chica francesa, nos explicó que allí nadie controlaba nada. El coordinador nunca estaba, y el personal se limitaba a hacer su trabajo sin tratar de conectar con los voluntarios. Ella había pasado su estancia yendo y viniendo a diferentes puntos del país haciendo un poco de turismo.


Alain se encargó de explicarnos el funcionamiento del centro, y él también fue quien nos dijo que nunca nadie había tenido que pagar ni 250 ni 1 euro por ir allí. Seguíamos con las malas noticias, ya era oficial que nos habían estafado. 


Con él pudimos conocer a los 20 niños y niñas que allí viven, y al equipo de 30 personas que se encargan de su cuidado. Ninguno hablaba inglés, ni niños, ni personal, sólo thai. Pufff, dificultad añadida.
Lo mirábamos todo, lo observábamos al detalle...el equipo que tenían era estupendo, se organizaban muy bien, habitaciones y niños muy limpios y cuidados. Iban de un lado para otro haciendo caso omiso a nuestra presencia. Estaba claro: allí sobrábamos. No nos necesitaban. Tanto currículum y entrevista ¿para qué?. 


Como digo, el hecho de haber dado la dirección del orfanato como punto de entrega para el equipaje, nos tenía allí amarradas. Pero nuestra labor como voluntarias era innecesaria, inexistente. Habíamos ido para nada. 
Menuda desilusión. Menuda estafa. Menudo bajón.


Hay gente sin escrúpulos que por sacarse un dinero, juegan con la ilusión, el tiempo y el esfuerzo de otras personas. Por suerte no toda la gente que conocimos en Tailandia fue así, ¡ni mucho menos! Esto lo dejo para otro capítulo. En el que también os contaré cómo nos fuimos de allí.


Mil besos.


miércoles, 11 de julio de 2012

Salto en el tiempo

Nuestra idea en un principio, como sabeis, era la de estar en el orfanato hasta principios de agosto, y pasar una semanita en la isla de Koh Chang (junto a las costas de Camboya) como guinda a nuestro viaje...peeeero, a veces hay que adaptarse a las circunstancias y a los cambios que vienen como vienen, como la vida misma!!!!

Es por eso que ahora nos encontramos en la isla, en la playa llamada Lonely Beach. Palmeras, monos, elefantes y gekos son nuestros vecinos. 
A pesar de estar enfocada al turismo, la isla no pierde su encanto: naturaleza en estado puro.


Nuestra vuelta se ha adelantado gracias al incompetente personal de Emirates (nunca mas!) que ha sido incapaz de dar con nuestro equipaje, y cuya unica solucion ha sido la de darnos 100 euros, los mismos que nos cobran por adelantar el regreso. 


En unos dias podre contaros en persona y con calma toda nuestra odisea. No ha dejado de ser una aventura, tal y como contaba en mi primera entrada, aunque ha resultado ser "algo" diferente.
Por suerte nuestra guinda del viaje la tenemos: playa y relax!


A la vuelta voy a completar el blog (ya que los monzones me complican la conexion), para dar una vision completa de todo: de lo malo, pero por supuesto de lo bueno!!!


Besos y besazos a todas y todos!!!


miércoles, 4 de julio de 2012

Una de sapos y perros

¡24 horas en Tailandia y parece que llevemos un mes!
Ya nos hemos movido en taxi, songtaew, hemos comido noodles, arroz thai, almejas picantes, calamares picantes, pastel de pescado picante...el cultivo de la guindilla está claro que aquí prospera y muy bien. También hemos caminado bajo la lluvia de un espectacular monzón, visto mil altares a Buda, saludado inclinando la cabeza y con las manos juntas...y por supuesto, escuchado croar mil millones de sapos (ya que vivimos entre arrozales) y tratado de llevarnos bien con otros mil millones de perros que andan vagando por todos lados.


Nuestro equipaje decidió no viajar con nosotras y quedarse tranquilamente en Madrid ¿qué necesidad hay de tantas horas de avión? Por suerte, la vena previsora salió a relucir mientras iba llenando la mochila grande..."cogeré otra pequeña como equipaje de mano y, junto con la cámara, móvil y algo más, echaré cuatro cosas por si..." fue lo que pensé. Así que esa pequeño petate me está librando de no tener que hacer "vuelta y vuelta" con la ropa.
Según nos han dicho hoy en la compañía, el equipaje ya va por Dubai, así que ya está cerca.


Las 13 horas de avión más la escala de casi 2 horas se hicieron bastante llevaderas: lucecitas led a modo de estrellas en el techo para cuando se apagaban las luces!, un pequeño menú donde elegir algún plato; películas, música, juegos, documentales, series...en un pequeña pantalla individual para hacer el trayecto más ameno. Muy estupendo todo, claro que, no sabíamos la sorpresa que nos esperaba a la llegada...


El capítulo acerca de la llegada al orfanato será el próximo...


Siento no subir fotos, pero el cargador de la cámara está en la mochila grande y estoy sin batería.


Gracias por los mensajes, me suben tantísimo la moral que no podría pasar sin ellos.


Sawadee y besos para todos y todas.